Avance despacio, disfrutando el momento. El bosque me rodeaba, los árboles estaban desnudos y crujían al moverse. Se elevaban imponentes a mí alrededor, y sus ramas bailaban con el viento, acariciando el cielo.
Mientras que caminaba, me hundía en la nieve que cubría el suelo, y que congelaba mis pies a pesar de las botas. Seguí avanzando hasta que llegue al lago. A un lago de hielo.
Me senté en la orilla, maravillada por el momento. Estaba sola, rodeada de blanco. El blanco que pintaba el suelo y bañaba las montañas lejanas. El blanco de mi piel helada, y del vaho que formaba mi respiración. El blanco que contrastaba con los árboles sombríos, y el firmamento azul.
Todo lo que veía, todo lo que sentía. Todo era perfecto, porque todo era el invierno.
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