Se despide de su familia, la esposa llorando, la hija también. Él no llora, él es hombre. La pequeña le abraza la pierna, que es lo único que alcanza, lo envuelve con sus bracitos tan fuerte que parece no querer soltarlo nunca mas. La esposa espera a su lado, mirando al horizonte con la mirada pérdida, mientras que él se acerca, luego de dejar a su niña escondida llorando en la barriga de su oso de peluche.
No dicen nada, no hay nada que decir. La mujer gira la cabeza, lo mira a los ojos. Él puede ver su tristeza, su enojo y su desesperación. Puede ver sus lagrimas cayendo, su frágil cuerpo. Él la besa y él se va, porque no puede llorar. No puede romperse. Porque él es fuerte, él es hombre.
La guerra se acerca, él va corriendo tras ella.
Las telas verdes y marrones cubren su cuerpo entrenado, las armas pesan en su cinturón, y sus botas crujen sobre la tierra.
En el medio del desierto él combate. Mata. Mata hasta que la sangre lo baña, hasta que su alma no puede más. Mata. Mata a personas desconocidas, a enemigos, a inocentes. Mata por que debe hacerlo, mata para sobrevivir, mata porque su país importa más que la vida.
Pasan los días, pasan las semanas y pasan los meses. La muerte ya se ha asentado en su mente, él ya no es un hombre combatiendo. Él es un soldado.
Sale a caminar, pero el sonido de la muerte lo rodea, el ruido de las ametralladoras, de las bombas, de los gritos de desesperación.
Se sienta en la tierra, pero el olor a muerte penetra en el. El olor a humo y a suciedad de los hombres. El olor a sangre.
Él no se queja, él resiste, porque él es hombre.
Un día sale a combatir, no es la primera vez, pero tal vez sea la última. Pero a él no le importa, la vida no es algo importante.
Pero su suerte cambia. Él esta herido, él sangra. La bala se le clava en la carne, el dolor ocupa todos sus pensamientos. Nadie viene a salvarlo, él esta solo. Siente como su corazón lucha, como va perdiendo la batalla.
Él muere, porque es un soldado.
Pero antes de morir llora, llora por su amor lejano, por su hija distante. Llora por la vida que se ha perdido, por la vida que lo obligaron a perder, por la vida que eligió desperdiciar.
Él llora, las lágrimas mojan el suelo.
Él llora, porque no es más que un hombre.
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