Mi lucero del alba.
Una pequeña estrella que inundo mi corazón.
Como si fuera etérea enfrente de mí. Como si fuera inalcanzable.
Tan familiar, parte de mi alma.
Ambas sentadas mirando el mismo horizonte, viendo como el tiempo pasa.
Jóvenes y ya ancianas, con tanto por vivir y tan poco para hacerlo.
Queriéndose siempre.
Pero la luz se aleja y las lágrimas recorren sin compasión mis mejillas.
Su presencia se escurre de mis manos pero no puedo dejar que se vaya.
Corro, corro, recorro el mundo. Porque por ella viajaría hasta el final del universo, saltaría a lo profundo del mar.
Sin embargo la encuentro donde siempre entubo, en la playa, a mi lado.
La abrazo y me embriago con su calidez.
Las sombras de mi corazón huyen, la luz recorre mis ojos.
Mi lucerita, nunca más dejarte ir.
Sol, mi luz.
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